martes, 16 de junio de 2009

El origen de la Orden Masónica

Las grandes Obediencias.

Una Obediencia debe acreditar que cumple con los siguientes principios básicos:

· Regularidad de origen. Toda Jerarquía deberá ser regularmente establecida por tres o más Jerarquías regularmente constituidas.

. La creencia en el Gran Arquitecto del Universo y de su voluntad revelada, debe constituir una obligación esencial para todos sus miembros.

· Todos los miembros deberán jurar su Obligación sobre el Volumen de la Ley Sagrada, debidamente abierto, donde esté la revelación de lo anteriormente citado, de conformidad con la conciencia particular de la persona que sea iniciada.

. Que la Gran Jerarquía debe tener jurisdicción soberana sobre los funcionarios bajo su obediencia; por lo tanto debe de ser responsable, independiente y con gobierno propio, con la sola e indiscutible autoridad sobre los tres grados de subalterno, igual y superior en toda su jurisdicción y no debe, en ningún caso, estar sujeta a compartir dicha autoridad con un Supremo Consejo o con cualquier otro poder que reclame algún control o supervisión sobre estos grados.

· Todos los miembros deben saber Geometría.

· Las discusiones sobre religión o política deben de ser estrictamente prohibidas.

· Los Antiguos Principios, Usos y Costumbres, así como los Landmark de la Orden deben ser estrictamente observados.

· La Fraternidad iniciática tiene como fundamento tradicional la creencia en Dios, el Gran Arquitecto del Universo.

· La Jerarquía se basa en el absoluto respeto a las tradiciones específicas, esenciales para la regularidad de la Obediencia.

· A la Orden solamente pueden pertenecer los hombres libres y respetables, que se comprometan a poner en práctica un ideal de Lealtad.

· La Orden tiene como objetivo el perfeccionamiento moral de sus miembros, así como el de la humanidad entera.

· La Orden impone a todos sus miembros la práctica exacta y escrupulosa de los rituales y simbolismos, como modo de acceso al Conocimiento por las vías espirituales e iniciáticas que le son propias.

· La Orden impone a sus todos sus miembros el respeto a las opiniones y creencias de cada uno. Prohíbe en su seno toda discusión o controversia política o religiosa. Así se constituye en centro permanente de Unión Fraternal, donde reina una comprensión tolerante y una fructífera armonía sin la cual hubieran permanecido extraños los unos de los otros.

· La orden toman sus obligaciones sobre un Volumen de la Ley Sagrada, con el fin de dar al juramento o promesa prestados sobre el mismo el carácter solemne y sagrado indispensable para su perennidad.

· La orden se reune en lugares donde deben estar siempre presentes las Tres Grandes Luces de la Orden: un libro de la ley Sagrada, una Escuadra y un compás, para trabajar según el rito, con celo y asiduidad, conforme a los principios y reglas prescritas por la Constitución, Estatutos y Reglamentos Generales de la Obediencia.

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