viernes, 13 de abril de 2012

Ubicando en el tiempo las grandes extinciones

Hace 505 millones de años se produce la primera extinción masiva; sobreviven a ella las medusas, esponjas, gusanos priapúlidos, braquiópodos inarticulados y la mayoría de los filos animales modernos; sobreviven los primeros cordados, y pero hay una gran variedad de filos problemáticos extintos.
Los arqueociatos formadores de arrecifes desaparecen. Los trilobites sobreviven a otras dos extinciones y luego desaparecen.
Las procariotas, protistas (ej. foraminíferos), hongos y algas persisten hasta el día de hoy.

Al final del Ordovícico, hace 443 millones de años, se produjo la segunda extinción masiva más grande de todas; causó la desaparición de un 85% de las especies marinas; y estuvo compuesta por dos fases de extinción, correspondientes al comienzo y el final de una larga Edad del Hielo (o sea que su razón parece ser la inadaptación a un cambio de clima). Sobrevivieron los peces y las algas marinas, que dieron los primeros pasos para convertirse en las plantas primitivas aventurándose a tierra firme.

Cerca del final del Devónico, entre 408 y 374 millones de años, se produjo otra gran extinción; ésta fue un evento gradual, con diferentes fases que duraron cerca de 20 millones de años. Al final, desapareció el 70% de todas las especies, pero sobreviven los tiburones, los primeros peces de aletas lobuladas, y los peces óseos. Los grandes arrecifes de coral, los trilobites y los braquiópodos siguen siendo comunes, y aparecen y se preservan los primeros moluscos ammonites.
Sobre tierra firme se salvan de la extinción las primeras plantas con semilla, que luego se extienden formando enormes bosques. Durante el Devónico, hace unos 365 millones de años, surgen los primeros anfibios, y su filo se salva.
También se salvan varias líneas de artrópodos terrestres, como arañas y escorpiones.

Al final del Pérmico, hace 251 millones de años se produjo un nuevo evento; la Extinción masiva del Pérmico-Triásico (PT), llamada también de manera informal la Gran Mortandad, fue una extinción masiva ocurrida hace aproximadamente 250 millones de años y define el límite entre los períodos Pérmico y Triásico. Ha sido la mayor extinción ocurrida en la Tierra. En ella desaparecieron aproximadamente el 90% de las especies marinas y el 70% de las especies de vertebrados terrestres. Con tan poca biodiversidad resultante la vida tardó mucho tiempo en recuperarse. Numerosos filos habían sido cortadas de tajo dejando muy pocos representantes disponibles para repoblar el planeta. Por este motivo, entre otros, esta extinción es también de la que más tiempo le ha llevado a la vida recuperarse. Durante largo tiempo la Tierra sólo fue un páramo desértico dominado por los hongos.

Al final del Triásico, hace 201 millones de años, desapareció el 20% de las especies marinas, pero los reptiles sinápsidos (pelicosaurios y terápsidos) continúan, igual que los parareptiles y anfibios temnospóndilos.
Las gimnospermas con estróbilos (las primeras plantas con semilla verdaderas) y los primeros musgos verdaderos sobreviven, lo mismo que los escarabajos y las moscas. La vida marina que floreció en los arrecifes someros y cálidos; los braquiópodos prodúctidos y espiriféridos, bivalvos, foraminíferos, y ammonoideos, salvan sus filos. Desaparecen los trilobites, graptolites y blastozoos pero curiosamente sobrevivieron los dinosaurios de agua, aire y tierra.

Al final del Cretácico (límite K/T), hace 65 millones de años, se produjo la desaparición de al menos el 50% de las especies y es reconocida entre el público general porque marcó el fin de los dinosaurios.

Algunos autores estiman que la sexta extinción ya está en marcha, que somos los responsables, y que podríamos desaparecer el 60% de las especies en los próximos siglos.

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